Alejandro Sanz dedica a los «dreamers» un conmovedor concierto en Nueva York
Emocionado por reencontrarse con el público de Nueva York nada menos que en el histórico Madison Square Garden, Alejandro Sanz dedicó este sábado sus éxitos y novedades a los jóvenes inmigrantes indocumentados de Estados Unidos, conocidos como «dreamers» (soñadores).
El cantante español colgó el cartel de «todo vendido» en la segunda parada -tras Chicago- de la gira (#LaGira) con la que promociona en este país su nuevo álbum (#ElDisco) a la vez que promueve una campaña para defender a «los chicos y chicas soñadores».
«Llevaba nueve años sin venir a EE.UU. y quería dedicarles a ellos esta gira porque son ejemplo en todos los aspectos. (Quieren) forjarse un futuro, hacer cosas con su vida», dijo Sanz ante la sala de conciertos del Madison, repleta y en pie.
Acto seguido, interpretó junto a una vocalista «Looking for Paradise», uno de sus temas más populares de un variado repertorio en el que no faltó su nuevo disco al completo ni tampoco el «Corazón partío», con el que despidió la velada.
«Muchas gracias por venir, es increíble volver a Nueva York. Es una ciudad que tiene muchos vínculos conmigo: mi hijo Dylan nació aquí, mi hija Manuela estudió aquí, tengo muchos amigos… Pagaría por verla de nuevo por primera vez. Es la ciudad de todos, vamos a disfrutarla», expresó el laureado artista.
El público, latino y de todas las edades, mostró su devoción por Sanz coreando desde el minuto uno y bajando por los pasillos del anfiteatro para tomar vídeos, lo que dejó divertidas escenas para disgusto de los guardias de seguridad, que intentaban infructuosamente evitarlo.
Entre el mar de cabezas y brazos asomaron varias banderas, desde la venezolana o la dominicana hasta la española o la andaluza, que el cantante no pasó por alto: «Todas esas banderas las llevo aquí», exclamó, señalándose el corazón.
Y es que el artista, con los sentimientos a flor de piel, reiteró que posee «un corazón que se parte en dos» porque lleva «Cuba en el alma y Miami en el corazón», siendo él un «flamenquito» de Cádiz, según dice su nuevo tema «Te canto un son».
Hubo una impresionante puesta en escena, con diseños en grandes pantallas que mostraban imágenes de la isla caribeña, mientras que en el caso de «Los lugares» recrearon una bella constelación de estrellas cuando cantaba, por ejemplo, «La Luna se muerde los labios por ti».
El público contuvo la respiración con su sentida interpretación del «El trato», casi a oscuras, y también lo hizo, aunque por motivos diferentes, cada vez que llegaba una canción en colaboración con una estrella, como «Back to the city» o «Mi persona favorita».
Si bien no hubo Nicky Jam, ni Camila Cabello, sí apareció la trompetista y cantante venezolana Linda Briceño, a la que Sanz invitó a participar en el concierto hace unos días a través de las redes sociales, para sorpresa de ella.
Sanz emprendió así un memorable dueto con Briceño, la primera mujer ganadora del Grammy Latino al mejor productor, quien abrió «Quisiera ser» con un espectacular solo de trompeta y después entonó este clásico de casi veinte años.
Haciendo gala de su buen humor, el vocalista fingió que se despedía después de una hora y media de recital para luego regresar, entre silbidos y aplausos, disculpándose porque se le había «olvidado cantar un par de canciones».
Siguió una conmovedora media hora en la que cantó un popurrí de éxitos, entre ellos «¿Y si fuera ella?», «Amiga mía» o «Mi soledad», y se sentó al piano para «Yo sé que la gente piensa» y «Lo ves», a ratos dejando que la única voz audible fuera la del público.
Tras otro gracioso amago de retirada en el que cada fan hizo sus apuestas sobre cuál sería la guinda del concierto, Sanz invitó al escenario al grupo cubano Cimafunk y resolvió la duda: el «Corazón partío», que dejó enamorada a Nueva York.
«Después de nueve años sin tocar en la Gran Manzana, nos vamos con el calorcito de ustedes para el resto de la gira», se despidió finalmente el intérprete español, en camino a más de una decena de conciertos en EE.UU. previstos hasta el 5 de octubre, con dos fechas en Miami. EFE