10 años, le costó al Independiente del Valle lograr la Copa Suramericana

A Independiente del Valle, campeón de la Copa Sudamericana, le costó 10 años consolidar su marca deportiva en el país y en la región. Lo hizo con una filosofía clara y específica: formar a los mejores futbolistas del país. Actualmente, en el complejo de Chillo Jijón, trabajan 130 juveniles que buscan llegar a Primera.

La formación integral se transformó en el principal pilar del club. Hace cinco años se creó el colegio Independiente del Valle, que funciona en las instalaciones del complejo. De ahí se han graduado cinco generaciones de estudiantes. Algunos llegaron a cumplir su sueño deportivo; otros ahora son bachilleres, universitarios y tienen las herramientas para continuar sus carreras profesionales.

“Lo más importante en la formación es que los chicos vayan al colegio. Puede ser que tengas al mejor jugador del Ecuador, pero si el chico no va al colegio no juega”, asegura Michel Deller, máximo dirigente del cuadro rayado.

Así, por ejemplo, se formaron jugadores del primer equipo como Joan López, tercer arquero, Luis Fernando León, Alan Franco, Washington Corozo, Anthony Landázuri, entre otros canteranos que fueron parte del histórico club finalista de la Copa Sudamericana.

El club también les dio la oportunidad de crecer en lo deportivo. Los futbolistas formados en Chillo Jijón llegan al primer equipo con un recorrido importante de partidos. Según Iván Vásquez, director de formativas, el IDV busca alianzas para llevar a sus categorías inferiores a participar en torneos internacionales.

“Nuestros chicos están capacitados para enfrentar la presión de un torneo internacional. Antes de subir al primer equipo ya acumulan al menos unos 20 cotejos en el extranjero”, dice Vásquez.

A Asunción viajaron tres generaciones de jugadores formados en las canteras rayadas. León representa a la única camada que llegó a dos finales internacionales. Jugó la Libertadores en el 2016 y ayer estuvo presente en la definición del título de la Sudamericana, ante Colón de Santa Fe.

El zaguero, de 26 años, lleva la banda de capitán. Se la ganó por la antigüedad que tiene en la institución. Como líder de los rayados, trata de acoger a los nuevos (en su mayoría extranjeros) y a los canteranos que suben al primer equipo.

“León es el último jugador que queda de esa generación que le tocó ver el crecimiento del club desde que comenzó el proyecto. Es nuestro canterano con más experiencia”, asegura Luis Roggiero, gerente deportivo del club.

Detrás de ellos está otra camada que se benefició con el crecimiento institucional del Independiente. Ángelo Preciado, Bryan Rivera, Anthony Landázuri, Alejandro Cabeza, Alan Franco y Washington Corozo ahora son el rostro de una renovada plantilla que tardó tres años para consolidarse. La mayoría llegó a las filas de la Sub 14 y Sub 16.

Esa generación también tuvo recorrido internacional y jugó una final continental, pero de la categoría Sub 20. El año pasado, Independiente fue vicecampeón de la Libertadores en Uruguay. De ese equipo, comandado entonces por Juan Carlos León, subieron a Primera Sánchez y Preciado.

La mayoría de juveniles fueron promovidos gracias al visto bueno de los españoles Miguel Ángel Ramírez e Ismael Rescalvo (ahora DT de Emelec). Entre ambos armaron la plantilla a finales del 2018.

Ramírez se encargó de observar y captar a los jóvenes talentos. Conversó con jugadores de Independiente Juniors, la filial rayada, para darles una oportunidad.

Aunque hay un equipo sólido, el DT sigue promoviendo talentos. En esta Copa jugó 90 minutos Leonardo Realpe, de 18 años. También estuvo en banca López, con 17 años.

Fuente: El Comercio

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