La economía rusa a prueba por disputas con la OPEP y el efecto del COVID-19

La guerra de precios del petróleo, desatada después de que Rusia rechazara el acuerdo con la OPEP para reducir las extracciones, somete a una dura prueba la estabilidad de la economía rusa, amenazada además por las aún imprevisibles consecuencias de la pandemia de COVID-19.

A día de hoy el rublo ya ha perdido el 18 % de su valor frente al dólar respecto al pasado día 6, cuando rechazó en la reunión de la alianza OPEP+ en Viena nuevos recortes a la producción de petróleo ante la caída de la demanda por el coronavirus.

Ante este panorama, el Banco Central de Rusia (BCR) decidió este viernes mantener inalterable, en el 6 %, la tasa de interés, aunque su directorio admitió una «importante desviación de la previsiones» de la entidad monetaria.

El BCR, que revisa mensualmente las perspectivas macroeconómicas del país, esta vez se abstuvo de hacerlo, pero su gobernadora, Elvira Nabiúlina, afirmó en rueda de prensa que el crecimiento anual del país «continuará estando en zona positiva».

Los últimos cálculos del regulador cifraban entre el 1,5 y el 2 % el incremento del PIB para este año.

La cautela de Nabiúlina se explica por la importancia para la economía del país de la exportación de hidrocarburos, que aportan cerca de un tercio a la partida de ingresos de los presupuestos generales del Estado.

Y es que la ofensiva de precios de Arabia Saudí en respuesta al rechazo ruso a nuevas reducciones de las extracciones ha hecho caer el valor del crudo Brent, de referencia en Europa, casi el 50 % en la últimas tres semanas, mínimos que no se veían desde 2003.

Al mediodía de este viernes, el barril del crudo Brent cotizaba en el mercado de futuros de Londres a 28,75 dólares.

El presidente del Tribunal de Cuentas y exministro de Finanzas, Alexéi Kudrin, ha advertido de que, de mantenerse el precio del barril de crudo en torno a los 35 dólares, el crecimiento económico del país puede ser en torno al 0 %.

Según Kudrin, a cuya gestión al frente de las finanzas rusas se atribuye que el país hubiera superado sin grandes pérdidas la crisis de 2008, con estos niveles de precios de petróleo, Rusia podría terminar el con un déficit presupuestario equivalente al 2 % del PIB.

«También es muy probable que las inversiones disminuyan en comparación con el año pasado. Estamos frente a nueva realidades», dijo en declaraciones a grupo mediático RBK.

En un intento de quitar hierro a la situación, el Kremlin negó hoy que hubiera una guerra del petróleo entre Rusia y Arabia Saudí, y aseguró que lo que hay es simplemente «una coyuntura de precios muy desfavorable para muchos países».

El portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, subrayó que el desplome de los precios del petróleo no es «una catástrofe» para el país, como lo calificó este jueves el vicepresidente de Lukoil, la petrolera rusa, Leonid Fedún.

«Hemos acumulado durante varios años reservas considerables que nos permitirán cumplir con todos nuestros compromisos sociales y planes de desarrollo», explicó el portavoz.

Peskov aludía al Fondo de Bienestar Nacional, una hucha con 12,2 billones de rublos, poco más de 152.000 millones de dólares al actual tipo de cambio, del que puede echar mano el Gobierno en caso de necesidad.

Preguntado acerca de si el presidente ruso, Vladímir Putin, había impartido instrucciones al ministro de Energía, Alexander Novak, de reanudar las conversaciones con Arabia Saudí sobre recortes a la producción, el portavoz contestó: «No desvelaremos las instrucciones que da el presidente al ministro de Energía».

Según el vicepresidente de Lukoil, la ruptura del acuerdo OPEP+ ha supuesto una merma de 20 a 25 dólares al precio del barril.

«Sé que algunas compañías estatales la promovían activamente (la idea de salir del acuerdo). Pero incluso quienes la impulsaban no podían imaginarse la peor pesadilla que tendría vender petróleo a 25 dólares», dijo Fedún a RBK.

El ejecutivo se refería a Rosneft, el gigante petrolero estatal dirigido por Ígor Sechin, uno de los hombre más próximos a Putin.

Pero para el ministro de Finanzas, Antón Siluanov, la pandemia del COVID-19 representa una amenaza mucho mayor que la caída de los precios del petróleo, ya que afecta sectores enteros de la economía del país, desde el turismo hasta las pymes.

El Gobierno, además de adoptar una serie de beneficios fiscales, ha destinado 300.000 millones de rublos, unos 3.750 millones de dólares, a paliar las consecuencias de la crisis sanitaria, que recién comienza despuntar en el país, con solo 253 infectados.

Sin embargo, nadie se atreve aún a esbozar siquiera un pronóstico sobre cuál será el coste económico y humano de la pandemia en Rusia. EFE (I)

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