Sale a la luz video del excanciller Patiño y Assange cuando festejaron a lo grande aniversario de asilo

 

 

Al cumplirse el segundo aniversario del asilo de Assange, entre el 16 y 18 de agosto de 2014, el entonces canciller Patiño lo visitó en la embajada de Ecuador en Londres. Durante tres días cumplió una apretada agenda, que incluyó un festejo a lo grande en la sede diplomática.

La fiesta quedó grabada en un video inédito. En la filmación, que no tiene audio, realizada en la sala de reuniones de la embajada participaron, entre otros, Patiño, Assange, los españoles José María Guijarro, Chema, entonces alto funcionario de Cancillería y hoy diputado del partido Podemos, que cogobierna en España; Iván Orosa, también asesor de Cancillería; Baltasar Garzón, abogado del fundador de WikiLeaks; Eva Golinger, admiradora del proceso bolivariano, varios integrantes y simpatizantes de WikiLeaks, entre otros huéspedes que se divirtieron a sus anchas en el Hotel, como se conocía a la embajada.

En el homenaje no estuvo el embajador de la época, Juan Falconi, quien meses antes había enviado varias comunicaciones al Canciller denunciando los constantes excesos y desenfrenos de Assange y algunos miembros de su equipo, y las fricciones y roces con el personal de seguridad.

El agasajo se realizó en la sala de reuniones de la embajada con unos 25 invitados, que se sirvieron tragos y bocaditos, repartidos por dos meseros, que vestían de negro. Hubo música y un ecuatoriano también animó el festejo con su guitarra. Los asistentes bailaron y cantaron eufóricos.

En la conmemoración se gastaron 6.557 dólares, descritos en el rubro “Eventos públicos” del 2014, asignados en el fondo para la permanencia y mantenimiento de Assange, según un examen de la Contraloría.

No era la primera vez que este tipo de celebraciones se llevaban a cabo. Un año antes, en junio de 2013, se realizó el evento de conmemoración del primer año del asilo, autorizado por la embajadora Ana Albán. En esa celebración se gastaron $5.395.

La Contraloría auditó estos gastos y estableció que Albán autorizó el pago de ese evento “sin observar las normas de austeridad y control del gasto público, que establece la prohibición de festejos, agasajos o recepciones, a excepción de aquellos actos conmemorativos o protocolarios, ya que la fecha de asilo diplomático no constituye un acto conmemorativo, lo que ocasionó un pago sin sustento legal”.

Ecuador, al conceder el asilo a Assange en agosto de 2012, se había convertido en el centro de la atención mundial, pues desafiaba a Estados Unidos, Gran Bretaña y Suecia. El entonces presidente Rafael Correa se volvió un duro crítico del “imperialismo estadounidense” y estrechó alianzas con China, Rusia e Irán, sus antagonistas. Patiño fue el artífice de la nueva política exterior del Ecuador, que años antes había expulsado a la embajadora de EE.UU. en Quito, precisamente por un cable diplomático difundido por WikiLeaks.

Así, en medio de un ambiente conflictivo y hostil, Patiño llegó a la embajada para respaldar abiertamente a Assange, a espaldas del personal diplomático, que trabajaba en condiciones adversas. Buena parte de la sede -una habitación, un cuarto, una oficina y la sala de reuniones- eran controladas por el fundador de WikiLeaks y su equipo de 17 colaboradores, el doble de los funcionarios de la embajada. Así, la mayoría de actividades en la sede giraba en torno al hacker y sus abogados, subalternos y cientos de visitantes.

El australiano permaneció asilado cerca de siete años en la sede, por temor, precisamente, a ser extraditado a EE.UU., luego de que se iniciaron varios procesos en su contra en Suecia. Ha estado confinado en Inglaterra más de diez años, con graves secuelas a salud física y mental, lo cual ha sido denunciado por relatores de DD.HH. de la ONU y la OEA, así como por Amnistía Internacional.

Assange cumple una condena de 50 semanas en la prisión de Belmarsh, al sur de Londres, desde abril de año pasado cuando fue expulsado de la embajada del Ecuador.

 

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